miércoles, 24 de marzo de 2010

Hablar sobre el tema del “materialismo” no es un tema muy recurrente en charlas de reuniones sociales, sin embargo es algo que se presenta enfáticamente en este tipo de círculos, y es que quizá se pueda partir de que la importancia que le toman las personas a las cuestiones materiales nace de la misma convivencia que tienen con los demás, no es una actitud o una característica de personalidad innata, ya que se cree que el poseer lo tangible o visible por el cuerpo humano coloca a las personas en una posición de ventaja o superioridad o que esto mismo podría proporcionar la felicidad.Y es que ciertamente podría hacerlo, si se refiere a un tipo de felicidad efímera, basada en cuestiones con las mismas características que difícilmente proporcionaran experiencias de trascendencia y enriquecimiento interno.

Evidentemente todos los seres humanos por vivir en un mundo terrenal somos consumistas y hacemos uso de las cosas, forman parte de nuestra vida cotidiana, pero la actitud se vuelve “materialista” cuando se cree que algo material podría sustituir el valor interno del ser humano o cuando se vuelve indispensable en nuestra vida, no por el hecho de ser útil, sino por el lugar que nosotros le damos en nuestra jerarquía de valores. El ser humano como ente social posee la necesidad de pertenencia y esto mismo muchas veces lo acerca al materialismo pues al aparecer modas o tendencias se ve obligado a consumir productos, o hacer uso de su capital en bienes y servicios que no son necesarios y si su posición económica no tiene el poder adquisitivo que se requiere para ello se siente frustrado y visto relegado por su entorno social, este tipo de discriminación también está ligado con los “prejuicios” jugando algunas veces un papel inverso, pues en lugar de discriminar a las personas por no tener o por no verse de tal o cual forma se puede pensar que por una posición económica desahogada o tener posibilidades de adquirir productos de valor se es “superficial” o “materialista” cuando no precisamente siempre tiene que ser el motivo de portar este tipo de productos, como ya mencione antes, la intención con la que se adquiere es lo que lo hace materialista.

De esta manera podemos concluir que el verdadero valor de las personas no se encuentra en la manera que se ven ni en las cosas que poseen, los prejuicios no te dicen nada en esencia de los demás, la única riqueza que puede ser realmente valorada esta en el interior, y esta no se ve, ni se toca, ni se siente.


Mariana Torres Esquivel.

2 comentarios:

  1. Mariana, me gusto mucho tu trabajo, concreto, claro, con una postura fija, buen planteamiento, quizá un poco corto el desarrollo pero bueno también y una conclusión bien definida.
    ¿Porqué no habías escrito así antes?

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  2. Sólo falto el título de tu texto...

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